Historia de Vecinal Tropezón – 3° parte

Por Norberto “Pochi” Pignocco

UN SUEÑO, UNA EPOPEYA, UNA HISTORIA, UNA REALIDAD…
DE LA “MAR CHIQUITA” AL “GIGANTE” DE 1RA JUNTA Y AYACUCHO…
“TODOS LOS LOGROS SON COLECTIVOS, NO INDIVIDUALES”

En el año 1960 asume como Presidente el señor José Lapassini, junto a Roberto “Chueco” Primón y demás vecinos integrantes de la comisión, continúan con el objetivo de la sede propia, iniciado durante el 2do mandato como Presidente de José Riera (1959-1960). Se profundizan las conversaciones con el señor Juan Manuel Guindón para la adquisición del terreno que se adaptaba a lo que soñaban construir como asiento de la Vecinal en plena Mar Chiquita. El precio fijado por el propietario fue de 600.000 pesos de entonces, si bien un precio razonable, estaba lejos del alcance de los recursos propios y con el inconveniente relatado del desnivel del mismo con la calle, lo que requeriría contar con el apoyo municipal para rellenarlo, dado que sería imposible levantar cualquier construcción en esas condiciones, además de conseguir un subsidio para la compra del mismo.

Se decide hablar con el Intendente de entonces, señor Walter Bertoncini para solicitarle el envío con los camiones municipales de la tierra que dispusieran para el objetivo buscado. Tarea que lleva adelante Roberto Primón de muy buena relación personal con Bertoncini. Tan positiva fue la conversación que ante la primer consulta la respuesta inmediata fue: “Cómprenlo “Chueco” que toda la tierra que saquemos de donde empezamos a pavimentar, se la llevamos a ustedes…”. No solo es de destacar la muy buena predisposición del más alto funcionario municipal para con la creciente Vecinal, sino el hecho histórico de ser receptores de la tierra extraída de la primer calle pavimentada de Gálvez, la céntrica Belgrano.

Solucionado el principal escollo se pasa a gestionar la obtención de una ayuda del Gobierno provincial para efectivizar la compra. Gestión que se lleva adelante con el aporte del ex presidente José “Pepe” Riera, correligionario del Senador provincial de entonces señor Eduardo Emilio Magnin, vecino de Gálvez y muy cercano al primer gobierno provincial del Dr. Carlos Silvestre Begnis (1958 – 1962).
Inmediata y muy buena predisposición del Senador hacia la naciente institución intermedia y demostración de confianza para con la tarea emprendida por los vecinalistas, con lo que se logra concretar la compra, bajo la presidencia de José Lapassini, realizándose formalmente tal acuerdo en el patio de la casa de Roberto Primón, al no tener aún la vecinal local propio, así como la entrega a tal fin, del aporte económico de manos del propio Senador Magnin con la presencia del Intendente Walter Bertoncini. Fotos de dicho acontecimiento ilustran el presente relato.

Paso seguido y luego de la firma y traspaso de titularidad de dominio del predio adquirido, en esta etapa comienza la colosal tarea que diera nacimiento al permanente y sostenido crecimiento institucional e indudablemente el fenomenal cambio de la fisonomía de nuestro Barrio. El cumplimiento de la palabra empeñada por el Intendente Walter Bertoncini, se efectiviza con la llegada de los primeros camiones volcadores con la tierra que se va acumulando en el terreno bajo la supervisión de los integrantes de la comisión directiva.

Y así, luego de meses de esparcir y apisonar el relleno se empiezan a planificar las primeras construcciones, previo a lo cual va definiendo su lugar la inicial cancha de fútbol “siete” que corría de Este a Oeste y la organización de los torneos relámpagos donde surgiera la clásica rivalidad entre los equipos de Tropezón y Barrio Norte, hoy pujante Vecinal Barrio Santa Margarita. Se forma el primer equipo de fútbol infantil cuya foto acompaña este relato. El diseño de los primeros juegos del parque infantil, el comienzo de la forestación en lo que actualmente es un verdadero “pulmón de Gálvez”, algunas de las primeras especies de árboles: pinos, tipas, robles, palos borrachos, aún yerguen altivas.

Paralelamente a la instalación de los primeros juegos del parque, comienza la construcción de la Secretaría y lo que históricamente sería el “Bar de Pepe” ya que durante muchísimos años sería José «Pepe» Sapietro quien se hizo cargo de la atención del mismo hasta su demolición, para ser reemplazado por una construcción más moderna. Obviamente no podían faltar los asadores adyacentes que también fueran construidos y que cobijó a tantos y tantos parroquianos de distintos lugares que pasaron por esos testigos de formidables guitarreadas.

Con la puesta en funcionamiento de los juegos del parque, nuestros impulsos infantiles para acceder a los mismos, provocaban permanentes riñas entre nosotros, que eran una a una disipadas por los custodios Fantino, Abatte, José y Luis Lapassini, Roberto Primón y otros, a la sazón integrantes de la comisión directiva, aplicándose a cada peleador una “suspensión” de 15 días que obviamente se cumplían pasados dos o tres.

Al tiempo comienzan a inscribirse los primeros socios de la Vecinal, tarea realizada por el Presidente José Lapassini cuaderno y bolígrafo en mano, siendo los que integraban la comisión directiva quienes encabezaban la lista. Tengo el orgullo de haber logrado ser inscripto en ese listado como socio infantil Nº 23.

El entusiasmo constructor no se detenía y así fueron dando vida los primeros excusados donde actualmente están los baños linderos con el campo de deportes y los saloncitos con las piletas de material para enfriar bebidas, los que serían utilizados como bares circundantes a la pista de baile, en ese entonces solo un espacio cubierto con polvo de ladrillo al que se regaba antes de los “festivales bailables”, pero que al ritmo de los bailarines y luego de las primeras actuaciones orquestales, terminaban todos los concurrentes siendo pelirrojos. Así fue el comienzo en terreno propio de lo que serían los memorables bailes del Trope.

Continuará: Próximo capítulo: los primeros escenarios, algunas anécdotas de los bailes de entonces con los juegos de azar dentro de los mismos, las rifas e inscripciones a los “compradores donantes” de metros cuadrados de mosaicos destinados justamente al piso de la pista, el denominado tren “local” con el recorrido Rosario – Gálvez que transportaba a los bailarines de distintas localidades hacia los multitudinarios bailes, el primer salón y las mejoras constantes en el nivel de vida del Barrio…

En el patio de la casa de Roberto «Chueco» Primón el Presidente José Lapassini recibe de manos del Senador provincial Eduardo Emilio Magnin, el subsidio para la compra del terreno.
El vendedor del terreno señor Juan Manuel Guindón junto a José Lapassini y el Intendente W. Bertoncini.
El Intendente Walter Bertoncini junto al Senador Magnin en un ágape de agradecimiento, rodeados por integrantes de la Comisión Directiva entre los que pueden verse a Roberto «Tito» Ferrero, «Cacho» Morante, «Pepe» Sapietro, Emilio Chiozzi (p), Domingo Fantino, hermanos Saghi, «Toto» Ramos y obviamente el fotógrafo dueño de casa.

Vista aérea de las primeras construcciones y los primeros árboles.
Niños y jóvenes en el flamante predio.
Adultos y jóvenes colaboran en la construcción del piso circundante a la pista, en la foto: Arturo Saghis, Francisco Guastala, Coco Masciangelo, el auténtico «Patita» Gomez, Nelson Buffa, Hector «Genarito» Robledo y Carlitos Córdoba.
Primer equipo de fútbol infantil de la Vecinal durante la presidencia de José Lapassini y con «Genarito» Robledo como DT integraban: Norberto Pignocco, Eduardo Giovannini, Miguel Lapassini, Victor H. Robledo, Carlos Córdoba, Hugo Dalle Palle y Raúl Lapassini.
Despedida de José “Pepe” Sapietro del viejo bar de la Vecinal.
Vista de distintas épocas de los multitudinarios e históricos bailes del Tropezón.
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