Sabores y Aromas del Ayer…
Gildo, el Caramelero del Cine Moderno (Hermenegildo Yovaldi)
Quien escribe, sobrino de Gildo, Miguel Tonini.
Recuerdo de mi niñez, que diariamente, excepto los lunes, Gildo se dirigía al cine una hora antes de que comience la función. Llevaba de un depósito de su domicilio las golosinas para reponer los faltantes que había en el cine.
Mi tío tenía una recitación armada para ofrecer los productos, aún recuerdo su voz pronunciándola, “pastillas, turrones, caramelos, bombones, masticables”.
Gildo colocaba las golosinas en un cajón de madera que apoyaba sobre una base del mismo material, vendía desde antes de comenzar la película, en los intervalos y luego de finalizar la función, y cuando comenzaba la película le colocaba una correa al cajón y recorría los pasillos del cine alumbrando la mercadería con una linterna para que el espectador compre lo que quería consumir.
Cuando llegabas al cine moderno había siempre dos colas, una para sacar las entradas y otra para comprar golosina.
Los días domingo que había tres funciones, él estaba desde las 13 horas hasta que terminaba la última función, ya que había matiné, familiar y noche y en todas ellas realizaba la misma actividad.
No recuerdo exactamente el año, pero debe haber sido cerca de 1963 cuando el cine moderno realizó una refacción de la sala y del ingreso y construyeron debajo del espacio de la escalera un lugar cerrado para la venta de golosina, donde además se incorporaron bebidas gaseosa y petacas con bebidas alcohólicas que el público adquiría para consumir mientras miraba la película.
En el año 1970 Gildo falleció y la venta de golosinas la adquirió una persona que era amiga de él.
Ese negocio siguió hasta que el cine moderno dejo de dar funciones.
Foto: Fachada Cine Moderno de Gálvez, año 1959, con sus calles de tierra.