Cinco minutos antes de lo previsto, Omar Perotti ingresó sin frenar por la explanada de la calle Rivadavia y se dirigió hacia el despacho presidencial, en el primer piso de la Casa Rosada. Se fue más de dos horas después, con más promesas que soluciones en su creciente conflicto con el campo.
Luego de sus críticas directas al cierre de exportaciones de harina y aceite de soja, decidido por el presidente Alberto Fernández durante el fin de semana, y más allá del hermetismo de sus funcionarios, el gobernador peronista de Santa Fe le transmitió al Presidente, con sus modos diplomáticos, su malestar por esa medida y la inminente suba de las retenciones a esos mismos productos y sobre todo al trigo, que podrían anunciarse el viernes como parte de la “guerra contra la inflación” con la que el Gobierno busca contener el alza de precios.
El Presidente y varios de sus funcionarios desplegaron promesas de ayuda y fondos, ante un gobernador jaqueado por protestas del sector agrario en su provincia contra las trabas y mayores alícuotas hoy en carpeta.
“El 80 por ciento de la industria del sector está radicado en la provincia, es una situación en la que el Gobierno había generado un reacomodamiento en las alícuotas bajándolas al 31, y nos parecía muy positiva”, dijo Perotti al salir de la reunión, y sembró sus esperanzas en una próxima reunión con el ministro de Agricultura, Julián Domínguez para encontrar “alternativas” a un aumento de dos puntos en las retenciones a la soja y sus derivados y al trigo.
Perotti reconoció el aumento de los precios internacionales por el conflicto en Ucrania, pero opinó que éste debería ser abordado por “todos los sectores”, en referencia a las grandes exportadoras.
Ya desde antes de la reunión, que tuvo formato de almuerzo, el jefe de gabinete Juan Manzur había recibido a Perotti en su despacho. “Abordamos el tema de la deuda que el Gobierno mantiene con la provincia en términos de coparticipación. Tenemos el firme compromiso de seguir trabajando para encontrar una solución”, escribió el jefe de gabinete.
También el ministro de Agricultura Domínguez intentó calmar el enojo de Perotti, a quien se sumó su par cordobés Juan Schiaretti el mismo domingo. “La suspensión de las exportaciones de harinas y aceite de soja, frenará el ingreso de las divisas que necesita el país. Se debe tener cuidado con incentivar a la desindustrialización. Lo que necesitamos es agregar valor, generar empleos y lograr inversiones”, había escrito Perotti el domingo por la noche, luego de enterarse sin aviso previo del cierre de exportaciones.
Cerca del gobernador relativizaron la urgencia del cónclave. “El encuentro estaba agendado desde semana pasada. Es de las reuniones habituales que tienen cada dos meses, y son de seguimiento de los temas centrales de la provincia”, afirmaron cerca del mandatario provincial, y enumeraron algunos: la deuda provincial, la hidrovía y los cargos a completar en la Justicia federal por Santa Fe.
“Ojalá desde el mismo sector industrial o del exportador aparezca la posibilidad de algún aporte”, repitió el gobernador de Santa Fe y pidió “no gravar al que aporta valor”, en referencia a la harina y aceite de soja elaboradora. También un “gran plan” de producción de trigo como incentivo a la producción” con especial cuidado por el precio de los fertilizantes, algo que el Presidente le prometió estudiar. “Tenemos que aprovechar este nuevo escenario y dar estímulos, Europa va a necesitar trigo y tenemos que ser un proveedor importante en ese sentido”, agregó el gobernador, y en un mensaje claro afirmó que las divisas que traiga el sector exportador “nos traerá las divisas que necesitamos para afrontar el cumplimiento de los acuerdos que en este momento se tratan en el Senado”.
Se fue esperanzado porque, como él mismo comentó, “el Presidente siempre nos escucha”. (Fuente: La Nación).
