Bar y Restaurante Richard (Sabores y Aromas del Ayer)

(Por Carlos Huber)

Primero fue un Bar…puesto por allá en los años 60, donde Enrique Huber y en sociedad con su cuñado, el Toto Gardiol, le dieron vida al lugar, en calle Sarmiento 444, bien enfrente de la que en su momento era Servicentro ESSO de la Flia. Sáttolo. Con el tiempo pasó de bar a un famoso restaurante de Gálvez y la zona… Restaurante «RICHARD”… como nombraban a su hijo menor, primo hermano mío, mis tíos matrimonio de Edita Gardiol y Enrique Huber.

Los dos emprendimientos llevaron éste nombre… Este lugar se caracterizaba por sus platos fríos, entradas o como se los llamaba en aquella época; el “fiambre”, desde blanco de pavita, lechón deshuesado arrollado, antipasto casero que venía con sardinas y atún (de lata) y mucho más … Y las pastas caseras, tallarines y los famosos capelletis que fabricaba tía Edita a mano, uno por uno, y con la ayuda de Mari Berra que desde muy jovencita, ella, fue la mano derecha de mí tía.

Yo ahí tuve la suerte de haber conocido y haber cenado en la mesa que preparaba mí primo Mario Huber, cuando fueron a cenar Armando Manzanero; Leo Dan y el español Dyango (en sus comienzos), que en distintas ocasiones, cada uno, vinieron a cantar a las «Farándulas» que se hacían en la Av. 25 de Mayo, inolvidables Corsos y Farándulas de los años 60 y 70, donde el escenario lo armaban en la esquina de la gomería del Negro Páez, ex Casa Chiozzi.

Fueron muchos años de funcionamiento del restaurante, muy bien nombrado en los pueblos y ciudades vecinas. Otras de las especialidades fueron los postres caseros de la casa, “rama caída” (se me hace agüita en la boca) era un arrollado de bizcochuelo con dulce de leche bañado con chocolate y nueces, que, con mis primos a la hora de la siesta íbamos y nos cortábamos una gran porción para cada uno…También estaba la versión igual pero con crema y frutillas. El muy rico “Charlotte” que hacía mi tía con helado de crema americana y la versión almendrado, con almendras picadas en todo su perímetro, que ella ya lo porcionaba y conservaba para servirlo.

Por las tardes, en verano, funcionaba también cómo chopería en la parte de adelante y vereda, dónde corrían los exquisitos “Carlitos y sándwich” todo preparado en el restaurante.

Puedo seguir hasta mañana, si quieren con todos los recuerdos de mis tíos y primos en el Restaurante Richard…Uno cortito más…Un gran cliente del lugar fue el Dr. Eduardo Colunga que no comía postre… en su lugar, pedía siempre dos huevos fritos, como para rematar, y él decía que era el único lugar en que hacían los huevos fritos como a él le gustaban… Muchos Saludos y perdón si los aburrí.

Fotos: gentileza Martin Huber.

De izquierda a derecha: Enrique Ernesto Huber, Edita Gardiol de Huber, Frida Gardiol de Carletti, Mario Huber en brazos de Enzo "tuco" Carletti (papá de Jorge) el que tiene la botella en la mano, era Toto Gardiol.
De izquierda a derecha: Enrique Ernesto Huber, Edita Gardiol de Huber, Frida Gardiol de Carletti, Mario Huber en brazos de Enzo «tuco» Carletti (papá de Jorge) el que tiene la botella en la mano, era Toto Gardiol.
El de la derecha, con suéter y palo en la mano, Enrique Ernesto Huber. Mi abuelo.
El de la derecha, con suéter y palo en la mano, Enrique Ernesto Huber. Mi abuelo.
Mi papá, Mario Ernesto Huber, en el bar.
Mi papá, Mario Ernesto Huber, en el bar.
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