Almacén de Ricardo Álvarez

En primer lugar agradezco a la gente del CEDA y a la vez felicito por ocuparse de transmitir las historias de nuestro querido Gálvez, y para contribuir con esta inquietud, como por otra parte lo ha hecho y sigue haciendo William Alcaraz, es que contare esta breve historia del negocio de almacén de mi padre Ricardo Álvarez.

Él llegó de Asturias, España, llamado por sus hermanos que ya habían venido antes que él, ellos trabajaban en el ferrocarril y no quisieron que su hermano menor hiciera lo mismo y lo ayudaron a poner un almacén que lo llamaron “El progreso.” Supongo que, como en España vivían en una pequeña aldea Barzana, (Provincia de Asturias), de apenas 16 casas en la montaña y tenían una economía de auto consumo, poner el negocio para ellos era un progreso, en una de esas 16 casas vivía Fernández padre de Pepe Fernández casado con Nelly Vuelta. Con el correr del tiempo compraron un terreno de cuatro manzanas en barrio “La florida” y allí plantaron cientos de árboles frutales, sobre todo citrus y duraznero. Aprovechando el azahar de los citrus pusieron colmenas y Pepe Alonso (mi tío), suegro de Ruffinengo, recogía la miel que también se vendía en el negocio. Allí criaban cerdos con el que hacían chacinados para luego venderlos. Eran tan buenos que venían de todo el pueblo a comprarle; para ubicar a la gente que lee este artículo, el almacén estaba ubicado en la avenida Jorge Newbery y Edison, en frente de la plaza del cooperativismo (plaza de los corazones), que antiguamente había un tanque de agua para abastecer a los trabajadores del municipio, para regar las calles de Gálvez que en ese entonces eran todas de tierra.

Lamentablemente mi padre fallece muy joven a la edad de 48 años y al poco tiempo mi madre decide vender el negocio a Félcaro y Milacher. Adjunto aquí una foto del almacén donde aparecía mi padre, mi madre, un empleado que no recuerdo su nombre, reconozco al querido y compañero Oscar (Care) Vuelta y otros que no recuerdo, pues yo era muy pequeño, con apenas 6 años. Quizás muy pocos lo recuerden ya que mi padre muere en el año 1950 y se vende el negocio muy poco tiempo después.

Como anécdota, mi papá me puso un pequeño mostrador para que yo lo atendiera con algunos productos a modo de dejarme contento por eso cuando se vende el almacén me puse muy mal.

Otra anécdota graciosa fue que mientras no se vendió el negocio quedo a cargo de mi mamá con Carlitos Zuliani “Pajarito”, casado con mi hermana Gladys con quien tuvo 5 hijos, el llevaba contabilidad pero no entendía mucho de compras y ventas. Y un día cualquiera, vino un proveedor ofreciendo muñecas, y el compró ¡1000! Se llenó el negocio y nunca se vendían, fue muy gracioso entre la familia.

En el almacén la mercadería llegaba a granel por ferrocarril y se vendía al menudeo. Tan distinto a los controles bromatológicos de hoy en día, imagínense, había que colocar en bolsitas de papel, con una cuchara metálica, 1/2 o 1 Kg. de harina, azúcar, polenta o arroz y luego se cerraba con dos nudos en el extremo. El vino venía en bordalesas y se fraccionaba al público.

Con esto termino esta pequeña historia. Espero que algunas personas, recuerden a este pequeño almacén “El Progreso”, que mi padre y sus hermanos con mucho esfuerzo lograron concretarlo.

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